TELEVISIÓN, PERROS Y MALTRATO ANIMAL

Desde hace décadas se han puesto de moda, y se han convertido en fenómenos televisivos, varios programas en los que se tratan problemas de comportamiento de los perros. Los podemos encontrar en varias cadenas de muchos países alrededor del mundo. Quién no ha visto alguna vez el programa del Sr. César Millán "El encantador de perros" o el del Sr. Borja Capponi "Malas pulgas" o, más recientemente, "Terapia Canina" que se emite en Netflix.

He tenido la oportunidad de opinar en muchas ocasiones en programas de televisión, radio u otros medios en relación a este tipo de programas. Sin embargo, es muy difícil exponer todos los motivos en el tiempo que normalmente se dispone en estos medios de comunicación.

Entiendo que si te ha llegado a ti este blog, y lo estás leyendo, es porque te interesa el bienestar de los animales y te preocupas por ellos y su calidad de vida. 

Voy a ser práctico y directo, en estos programas se maltrata a los animales física y psicológicamente, se pone en riesgo la integridad física de las personas y, además, es un acto de intrusismo profesional

Para los que no lo hayan visto, que por desgracia será poca gente, el resumen de lo que sucede en estos shows televisivos es que una familia expone un problema de comportamiento de su mascota (perros en la mayoría de estos programas, aunque en algunos también se hacen con otras especies), el conductor del programa emite un diagnóstico en base a lo que le cuenta la familia (lo que supone un acto de intrusismo profesional, pero lo hablaremos más tarde)  y propone una serie de cambios en la relación con el animal (de nuevo intrusismo), así como la realización de unos ejercicios con el objetivo de solucionar el problema que, obviamente, siempre se alcanza con facilidad. 

Además, en la inmensa mayoría de las ocasiones (por no decir la totalidad) el problema está en que la familia no es capaz de imponerse al animal y este se ha vuelto el líder de la manada. Desde su posición "de dominante" el perro hace lo que quiere y se comporta de forma incorrecta. Por ejemplo, intenta morder a la familia en ciertos contextos, o se muestra agresivo con otros perros, tira de la correa, no quiere obedecer en general a la familia, etc. 

Esta argumentación se basa en la denominada "teoría de la dominancia". Según esta teoría, y haciendo un resumen, lo que ocurre es lo siguiente: 

El perro es descendiente directo del lobo y, por lo tanto, su comportamiento se asemeja mucho o, en algunos aspectos, es igual al del lobo. El lobo establece relaciones de dominancia/sumisión entre los diferentes individuos de la manada. Además, establecen jerarquías lineales (o piramidales) en la que hay un macho alpha y una hembra alpha. Estos dos individuos tienen unos privilegios que no tienen los otros lobos del grupo, como el acceso prioritario a los recursos como la comida, el descanso, la atención de los otros entre otros. Por lo tanto, los otros lobos de la manada compiten a diario para conseguir una mejor posición en el grupo con el objetivo de ser los alphas, porque ser alpha tiene muchos beneficios. Esta competición la expresan peleando. En otras palabras, unos pelean por llegar lo más arriba posible en esta escala jerárquica y los que están arriba defienden su posición, de nuevo, mediante la agresividad.

Esta teoría asume lo siguiente: 

1. Que el comportamiento social del lobo es cómo se ha descrito anteriormente. 

2. Que el perro viene del lobo.

3. Que el comportamiento social del perro es igual al del lobo.

4. Que los perros expresan ese comportamiento social hacia las personas.

5. Por lo tanto, y quizás lo más importante, asume que para que los perros no sean agresivos, no tiren de la correa, obedezcan, etc... deben ser sumisos y que, para conseguirlo, debemos imponernos a ellos y ser nosotros los alpha de la casa. Para conseguir que sean sumisos debemos, por lo tanto, someter al animal, lo que implica una serie de acciones como aplicar técnicas de castigo positivo (se llama así, no es que sea positivo para el perro).

En este enlace encontraréis un ejemplo de la argumentación que se da en la mayoría de los casos atendidos en estos programas (min 24, aprox.). (nota: También escucharéis en el mismo link múltiples argumentaciones absolutamente falsas como que los perros no piensan, tienen muy poca inteligencia o que no tienen sentimientos, pero no es el objeto de este artículo). 

Pues bien, con el conocimiento científico actual, solo hay dos de esos puntos que, probablemente, sean ciertos. Es, probablemente, cierto que el perro viene del lobo y también es cierto que los perros expresan comportamientos sociales hacia las personas, en otras palabras, nos consideran parte "de su familia". En otras palabras, en condiciones naturales, no es cierto que los lobos se organicen con esa estructura jerárquica lineal en la que compiten a diario para escalar en esa jerarquía. De hecho, lo que se sabe, mediante estudios realizados en familias de lobos en libertad, es que los lobos son eso, familias. En las familias de lobos hay una pareja reproductora (macho y hembra) y con ellos suelen convivir los hijos de varias generaciones (este punto en concreto depende de muchos factores). Está bien documentado que, por razones que no explicaré porque se escapan del objetivo de este artículo, en una familia de lobos normalmente el padre y la madre son los que mantienen el liderazgo de las decisiones y que los hijos no suelen "discutir" ese liderazgo. Además, en una familia de lobos las peleas son muy poco frecuentes y, sin embargo, las conductas como el juego, las de cuidado mutuo, etc. están muy desarrolladas. Es más, se sabe que cuando hay un conflicto y se produce una pelea, por un lado hay muy pocas heridas y, por otro, se ponen en marcha muchas conductas de reconciliación entre los individuos que se han peleado. En otras palabras, el "mal rollo" que describe la teoría de la dominancia no se da para nada en una familia de lobos. Finalmente, vale la pena destacar que, en una familia de lobos, normalmente los que tienen un rango superior no suelen utilizar la fuerza (las peleas) para mantenerlo. Aunque como todo en la vida, hay mejores y peores líderes, lo cierto es que los que tienen un status superior tienden a resolver los conflictos de otra manera y a expresar muchas conductas que se denominan afiliativas (es decir, conductas que tienden a unir al grupo, no a separarlo). 

Dicho esto, es cierto que el comportamiento social del lobo es plástico y puede ser diferente en función del contexto. Se sabe, por ejemplo, que la estructura social que he descrito anteriormente (la estructura lineal que os he dicho que no se da en condiciones de libertad en las familias de lobos) puede darse en condiciones en las que se mezclan lobos de diferentes familias en instalaciones artificiales. En otras palabras, si se cambian las condiciones que se dan en la naturaleza, puede cambiar su comportamiento social.

Finalmente, es importante mencionar que, además, se debe sumar, al menos, 20.000 años de domesticación del perro. En otras palabras, creo que es evidente que la domesticación ha cambiado la morfología del perro respecto al lobo (un yorkshire no se asemeja mucho a un lobo, físicamente hablando). También se ha cambiado el comportamiento del perro respecto al del lobo, por ejemplo, las lobas solo tienen un celo al año y la mayoría de perras pueden tener 2 o 3, la conducta de alimentación también se ha modificado, etc...¿por qué pensar entonces que el comportamiento social no se ha modificado para nada en los perros? Efectivamente, no es así. El comportamiento social del perro ha sufrido cambios como consecuencia de la domesticación. De hecho, aunque sea una sorpresa lo que voy a decir para muchos de vosotros, actualmente no estamos seguros, con el conocimiento científico actual en la mano, que los perros sean capaces (o al menos todas las razas) de establecer, ni siquiera, relaciones de dominancia y de sumisión.

¿Por qué es un maltrato animal utilizar este tipo de técnicas?

  1. En primer lugar porque, apoyándose en una teoría desmentida hace décadas por la comunidad científica, se justifica el uso de la fuerza (física y psicológica) sobre el animal. En otras palabras, con la justificación falsa de que "debemos hacer a los perros sumisos y que no tienen sentimientos" se aplican técnicas que producen miedo, frustración y dolor en el animal para corregir su conducta. El miedo, la frustración y el dolor son indicadores objetivos de falta de bienestar en los animales. 
  2. Con el uso constante del castigo (físico o psicológico) en estos programas, se evita la expresión de comportamientos necesarios para el animal. De nuevo, esto es un indicador objetivo de falta de bienestar en los animales. 

Quiero hacer hincapié en un punto en concreto, y es que esto no es la opinión de Tomàs Camps o de ningún miembro de "Etovets: Medicina del Comportamiento y Bienestar Animal", es lo que dice el conocimiento científico actual.

Pero si funciona, ¿por qué no usar estas técnicas?...

Esto es muy importante, ya que se justifica el uso técnicas que inducen dolor, miedo, frustración y que restringen la libertad (y posibilidad de elegir) del animal porque, según dicen, funciona. Sin embargo, sabemos que no es así, la efectividad del uso de estas técnicas es muy cuestionable, más allá incluso de las implicaciones que tiene en el bienestar del animal. Sin embargo, es cierto que "parece que a ojos del espectador" funciona lo que hacen.

¿Por qué parece que funciona? y, sobre todo, ¿qué debería hacerse?

Si recuperas algún capítulo (el que queráis, porque pasa prácticamente en todos ellos), verás que, en términos generales, hacen lo siguiente:

  • Uso del ejercicio físico.
¿Por qué está mal? Está claro que el ejercicio físico es positivo, en la mayoría de las ocasiones, para los perros. Esto es cierto. Sin embargo, cuando los presentadores se colocan unos patines para que el perro tire de ellos, o lo ponen encima de una cinta a correr (entre otras actividades físicas) lo que están buscando (consciente o inconscientemente, por desconocimiento) es el cansancio del animal, no los efectos positivos del ejercicio físico. Si un animal está cansado, reacciona menos, y a ojos del espectador que está viendo el programa, parece que el problema se ha resuelto. Además, un paseo nunca debería realizarse con collares que limiten la oxigenación del animal (usando collares de ahorcamiento, por ejemplo), ya que puede afectar, incluso, al estado de salud del animal. 
¿Qué está bien? Cualquier sesión de modificación de conducta (o emocional) debe prepararse con el objetivo de evitar la fatiga. El objetivo es que el animal aprenda durante el desarrollo de la sesión y, para ello, es fundamental que no esté cansado y esté motivado. Piensa en ti mismo, ¿Qué es más fácil aprender algo si has dormido bien o estás descansado en general, o si acabas de hacer una maratón?. Sin embargo, quiero hacer hincapié en que es fundamente garantizar una correcta actividad física del animal, que tenga en cuenta aspectos de cantidad y calidad del ejercicio (o paseo) para que los momentos de actividad físicas resulten agradables para el animal y fortalezcan el vínculo con el propietario. 
  • "Sometimiento" del animal. Este es el punto clave.
¿Por qué está mal? Lo que hacen, utilizando el castigo positivo (recordad que se llama así, no es que sea positivo para el animal) es reprimir la expresión de la conducta del animal. En otras palabras, si gruñe, intenta morder, ladra o no hace lo que el presentador cree que el perro tiene que hacer, le castigan (con un golpecito, o "golpetazo", o con un tirón de correa, etc...). De esta forma quieren "evitar que se comporte mal". En otras palabras "le dicen mediante el castigo quién manda y que eso está mal".
Reprimir la expresión de una conducta siempre es peligroso, especialmente si hablamos de agresividad, por dos motivos fundamentales. El primero porque en ningún caso estás cambiando la motivación de ese comportamiento. Si el perro gruñe, por ejemplo, porque tiene miedo, el uso de la fuerza sobre la expresión de es miedo no ayudará a modificar la emoción que hay detrás (el miedo). De hecho, es probable que lo empeore. En segundo lugar, porque el perro puede decidir evitar dar esas señales, como gruñir, antes de morder. Es decir, se puede volver impulsivo, lo que convierte al perro en un peligro mayor para la familia. En otras palabras, si el perro quiere defender un plato de comida, gruñe para que no se lo quiten, y se castiga ese gruñido, no se está cambiando la motivación por la que gruñe, el perro seguirá queriendo ese plato de comida, sin embargo, habrá aprendido que si gruñe, le castigan y, por lo tanto, en la siguiente ocasión que quiera el plato es probable que muerda sin gruñir previamente. 
Además, con frecuencia, el animal al ser castigado ante la mayoría de sus actos, y al ver reprimidas sus decisiones, es probable que entre en un estado conocido como indefensión aprendida. Es decir, que decida no actuar porque es la única forma de evitar el castigo o que este pase lo más rápidamente posible. De hecho, a ojos del espectador, se acaba de solucionar el problema, porque el animal no hace nada (no se muestra ni agresivo, no intenta tirar de la correa, no intenta saltar sobre las personas...).
Finalmente, un manejo en el que constantemente se está usando el castigo de esta manera, se convierte en un entorno muy imprevisible para el animal y puede empezar a mostrarse agresivo para anticiparse a posibles castigos y que empiece a morder en situaciones muy poco contextualizables y, por lo tanto, muy poco previsibles. 
Sea como sea, si tenemos en cuenta la numerosa evidencia científica, sabemos que el hecho de aplicar estas técnicas aumenta la probabilidad de que el perro sea, todavía, más agresivo. En este enlace encontraréis un ejemplo. 
¿Qué está bien? Ante cualquier problema de comportamiento lo primero que debe hacerse es un bien diagnóstico. Este diagnóstico incluye siempre, sin excepción, aspectos de la salud física del animal. Con el diagnóstico en la mano sabremos cuál es la motivación subyacente de la conducta (cuál es la emoción o el problema médico que justifica la conducta), y podremos recomendar el tratamiento adecuado. Este tratamiento incluye múltiples aspectos (de los que hablaremos pronto en otro post) pero entre los que se encuentran la modificación de conducta a través del aprendizaje (enseñar al animal). Sin embargo, las sesiones de modificación de conducta tienen por objetivo modificar la emoción subyacente. En otras palabras, como veterinarios etólogos, debemos ayudar y acompañar al animal a superar sus miedos, debemos darle herramientas a la familia y, especialmente, al animal para que pueda gestionar mejor las situaciones de frustración o que pueda tener múltiples opciones para elegir ante una situación de conflicto. Sin embargo, esto se consigue desde el respeto por las propias decisiones del animal y nunca bajo la represión y la amenaza.
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La libertad por parte del animal de poder elegir cómo enfrentarse a una situación de conflicto o a una situación que supone un reto para él, es fundamental para mejorar el problema de forma consistente a largo plazo. 

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¿Por qué es un acto de intrusismo profesional? 

En primer lugar, el acto de diagnosticar los problemas de salud (física o mental) de los animales es exclusiva de los veterinarios. La veterinaria es una profesión regulada y, como tal, no se pueden realizar acciones veterinarias sin serlo. Diagnosticar un problema de salud, como los problemas de comportamiento, corresponde (por Ley) a los veterinarios.

En segundo lugar, y no menos importante, la conducta de un animal depende de muchos factores. Todos ellos juegan en papel más o menos importante en la decisión final de un animal de comportarse de una determinada manera. Entre estos factores se encuentra la genética del animal, el estado de la madre durante la gestación, el entorno y manejo del animal durante los primeros meses de vida, el entorno en el que vive cuando ya es adulto o el aprendizaje y las experiencias que tiene con las personas con las que se relaciona son algunos de ellos. Sin embargo, la salud "física" del animal tampoco puede separarse de la conducta del animal. Por lo tanto, que una persona realice un diagnóstico de un problema de conducta de un animal sin tener en cuenta estos aspectos de la salud física del animal que pueden cambiar el comportamiento es, simplemente, un acto imprudente (a parte de un problema claro, de nuevo, de intrusismo profesional).

Además, como ya he mencionado antes, no solo el diagnóstico es exclusivo de los veterinarios, sino también plantear tratamientos para mejorar su salud. Los problema de conducta en los animales se abordan de una forma muy amplia como, por ejemplo, modificando el entorno del animal, su relación con la familia, mediante sesiones de modificación de conducta (de las que hemos hablado antes) y, en ocasiones, también mediante el uso de fármacos, nutracéuticos o feromonas. Pues bien, el planteamiento de todo el tratamiento es exclusivo (por Ley) de los veterinarios, hacerlo sin el conocimiento adecuado puede ser perjudicial para el animal y para el bienestar de los animales y las personas.

En resumen, lo más importante es que estos programas de televisión divulgan un falso conocimiento sobre los problemas de conducta de los animales, ponen en riesgo su bienestar, es decir los maltratan (consciente o inconscientemente, por falta de conocimiento), ponen en peligro a las personas y, además, representan un claro ejemplo de intrusismo profesional. 

5 Comentarios

Tomàs Camps

Hola Laura, gracias por tu comentario y por interesarte en el artículo. Desde el punto de vista legal los garantes de la salud animal son los veterinarios, y la salud animal incluye aspectos tanto físicos como de salud “mental” (de conducta). Dicho de otra manera, y para hacerme entender, quizás yo sepa conducir un autobús, pero sin carnet no puedo conducirlo y, además, es más probable que me estrelle si me comparo con una persona que tenga el carnet de autobús. Quiero dejar claro, sin embargo, que el conocimiento no debería tener límites, es decir, para mi cualquier persona (sea la profesión que sea o sin conocimientos previos) tiene que poder tener acceso a información veraz y formarse en la materia que crea oportuno, sin embargo, a la hora de ejercer hay que cumplir unos requisitos. Además, tienes que pensar que, para realizar el diagnóstico, sin ningún tipo de duda, se deben tener en cuenta en TODOS los casos aspectos médicos ya que pueden ser la causa directa o la causa de empeoramiento de una conducta indeseada. Para que te hagas una idea, hay problemas endocrinos que SOLO se expresan con agresividad, o problemas hepáticos que su único signo clínico es el miedo o la agresividad, ni que hablar de los problemas neurológicos. Además, como bien dices, en el tratamiento si hay que dar fármacos solo puede hacerlo un vet, pero más allá de eso, es que plantear el tratamiento solo puede hacerlo un veterinario (porque por Ley es así). Otra cosa es que en la aplicación de ese tratamiento estén involucradas otras profesiones (como, por ejemplo, educadores o psicólogos con formación en etología). Estoy muy de acuerdo. Además, como es posible que sepas si nos sigues en rrss o nos has visto en algún curso o conferencia, yo soy absolutamente partidario de compartir conocimiento en equipos multidisciplinares y en nuestro propio equipo, por ejemplo, tenemos psicólogos, pero cada uno se encarga de realizar su función y después lo compartimos entre nosotros e intentamos mejorar todos por el bien de los animales. De nuevo muchas gracias por el comentario.

Tomàs Camps
Laura

Un post muy interesante. Me gustaría saber qué papel puede tener un psicólogo con máster en etología canina en este ámbito. Mi opinión es que al igual que el psicólogo en el comportamiento humano es el adecuado para realizar programas de modificación de conducta también debería tener un papel relevante en el caso de los perros y no estar limitado a los veterinarios, y menos a veterinarios no especializados en el ámbito del comportamiento animal. Por supuesto la administración de fármacos y un buen examen para descartar posibles problemas subyacentes debe hacerlo un veterinario. Un saludo y gracias por compartir tus conocimientos.

Laura
MV Laura Passio

Excelente nota, para muchos que por desconocimiento o no, pueden creer que no es privativo de la profesión veterinaria, abordar el tema comportamental de los animales, con el respeto que merecen por su bienestar. Soy colega de Argentina, gracias por la claridad de los conceptos vertidos, saludos cordiales!

MV Laura Passio
TOMÀS CAMPS

Hola Isabel, buenos días. Gracias por el comentario, esperamos que te haya gustado el artículo. En Madrid tienes muy buenos profesionales que te podrán ayudar. Pablo Hernández Garzón, Felipe Fuentes Palancar… Sea como sea, te adjunto un enlace a la página del GrETCA en el que podrás encontrar los profesionales avalados por el grupo que estén más cerca de tu localidad. https://avepa.org/pdf/listas%20grupos/ETOLOGIA.pdf Podrás tener más información en www.gretca.com Si lo prefieres, nosotros también atendemos on-line. Si quieres más información puedes escribirnos sin compromiso a info@etovets.com Un saludo y gracias de nuevo. Equipo Etovets.

TOMÀS CAMPS
Isabel Carmona

Me gustaría saber más y a quienes pueden recomendar en Madrid. Gracias

Isabel Carmona

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